Un buen calzado de senderismo es el elemento clave de todo peregrino dispuesto a abordar con éxito el Camino de Santiago.

Junto con la mochila y mi sombrero de paja, forman los tres ejes sobre los que deposito mi confianza para llegar a buen puerto, por muy lejos que éste se encuentre del inicio de mi viaje.
Sé que escribí otro post hace algún tiempo sobre este tema (puedes leerlo aquí), pero creo que merece la pena actualizarlo e introducir la evolución, sobre todo en tecnología, que ha habido desde entonces.
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Tus pies pueden hacer camino sin duda, pero también acabar rompiéndolo, con la consiguiente vuelta a la casilla de salida como en el Juego de la Oca.
Ni tú ni yo queremos que esto ocurra, ¿verdad? No te preocupes, porque hoy te voy a ayudar a elegir el calzado ideal para realizar con éxito un Camino de Santiago completo.

Elige tu calzado según el perfil del Camino
Parece obvio, pero a veces no lo es tanto. Para ello hay que conocer el terreno sobre el que nos vamos a mover.
El Camino no es un “trail” de montaña, ni tampoco un paseo por el parque. No se trata de matar moscas a cañonazos, pero tampoco de quedarse corto en prestaciones.
¿Cómo es el firme habitual del Camino?
Tienes que imaginar que los primeros peregrinos, pioneros en abrir ruta y despejar el paso, pensaban más en la comodidad de la senda que en descubrir parajes indómitos.
Es decir, como el agua, el peregrino discurría por las vías más sencillas, y a la vez más cortas, hacia Santiago de Compostela. Su objetivo era visitar la tumba del apóstol, no hacer turismo por la España cristiana plagada de múltiples peligros.
Sabido esto, hoy en día hemos heredado buenas y cómodas vías para llegar a Santiago andando, sin morir en el intento.
El suelo suele ser firme, compacto, a veces no exento de repechos y algunos pocos puertos de montaña inexcusables en esta España nuestra de relieves infinitos.
Firme sólido: tierra, grava y asfalto. Escasos puertos transitables con mayoría de perfiles de etapas asequibles. Estamos de suerte para los que no nos consideramos triatletas.

El calzado comienza en los músculos de tus piernas
¡Caminad, caminad malditos!
Me veo en todo lo alto de la escalinata del Museo de Arte de Filadelfia, imitando a Sylvester Stallone en su película Rocky, tras un duro no, durísimo entrenamiento.
Unas buenas piernas “optimizadas” para el Camino sólo se pueden conseguir pasando tiempo andando con las botas puestas.
Tu resistencia a las torceduras de tobillo, tendinitis o aparición de rozaduras y ampollas dependerá más de tu entrenamiento que de tu calzado.

Existe una regla general que puedes aplicar:
Cuanto más fortalezcas tu tren inferior sencillamente caminando, menor será tu dependencia de las prestaciones de tu calzado.
Además a medida que tus piernas se hagan más fuertes, te podrás mover hacia un calzado más y más ligero.
Y es que la ligereza es la Piedra Filosofal del Camino de Santiago, todo lo que toca: tu mochila, tu calzado, tus rutinas pasadas, (es tan largo el etcétera) lo convierte en virtud.

Características a tener en cuenta
Sin más preámbulos vamos con la parte más técnica de este relato, pero no te asustes, porque voy a emplear un lenguaje tan llano y ligero como el mismo Camino de Santiago.
Sin extenderme además, me focalizaré sobre 5 características claves para entender un buen calzado peregrino:
La carga a soportar
Todo acaba en tu calzado, es la unión entre peregrino y camino, en definitiva la última frontera.
Tu peso corporal más el de la mochila repleta, requiere un balance entre robustez y flexibilidad en tu calzado.
Como siempre la virtud está en el punto medio. Alcanza tu equilibrio quitando peso innecesario de tu mochila y otorgando más flexibilidad a tu nuevo calzado.

¿Impermeables o transpirables?
¿Por qué no ambas? Una de las razones por las que escribo este relato es el avance de la tecnología en estos dos procesos naturales.
Antes tenías que comprometer la transpirabilidad de tu calzado para obtener una buena impermeabilidad.
Dicho en lenguaje peregrino, que te mojabas por dentro como por fuera tanto si lloviera, hiciera frío o calor.
Hoy en día existen tecnologías como el Gore-Tex, eVent o SympaTex, que te permiten evacuar el sudor de tus pies y además aislarte de la humedad exterior debido a la lluvia o a los charcos del Camino.

¿Y esto cómo se come? Que la humedad del sudor salga y sin embargo la de la lluvia no entre… Aquí hay algo que no te cuadra ¿verdad?
La explicación es sencilla, porque aquí el tamaño importa, y mucho.
Estas tecnologías están basadas en membranas de teflón, sí el material ése que se usa en las sartenes de los albergues.
Éstas tienen millones de agujeritos llamamos poros que son lo suficientemente pequeños para no dejar pasar la moléculas de agua exteriores, pero todo lo suficientemente grandes para hacer salir el vapor de agua procedente del sudor de tus pies.
Más claro, agua.
Añadir que hay membranas más ligeras y delgadas que otras, por aquello del calor del verano o el aislamiento térmico en invierno.
El peso del calzado
Vamos a tirar del refranero popular del mochilero para entender el concepto ligereza del calzado:
Un kilo en tu pie se multiplica por cinco en tu espalda.
Dicho de otra manera, cuanto más pesada sea tu bota o zapatilla, más trabajo harán tus piernas, y oye, tras veinte kilómetros de etapa, ¿a que las piernas comienzan a pesar?
Sé ligera como el viento en tu mochila, calzado y pensamiento… Puestos a pedir.

Protégete de las lesiones
Una de las lesiones más frecuentes en el Camino de Santiago son las temidas tendinitis, muchas de ellas producidas por una rozadura o ampolla en los pies que te hace andar de forma extraña a tu cuerpo.
Las superficies inclinadas del Camino castigarán los dedos de tus pies, si eliges un calzado sin suficiente espacio en la puntera.
El calor, el exceso de distancia caminada o la falta de higiene en tus pies, pueden consolidar rozaduras y ampollas que lastrarán tu caminar.
Otra de las lesiones más comunes es la torcedura de tobillo. Yo misma soy muy propensa a ello y me protejo de la siguiente manera:
Me calzo zapatillas de caña más alta o botas de caña media. De manera que no comprometo mi comodidad, a la vez de tener el tobillo bien sujeto y protegido.
Recuerda que una mala pisada en un Camino que tiene cientos de kilómetros de indeseadas oportunidades, puede llevarte de nuevo a la casilla de salida.

Sujeción del pie
El calce sobre el arco del pie es un factor crucial. Si los cordones no sujetan correctamente tu pie, éste puede moverse dentro del calzado produciendo rozaduras.
Una sujeción adecuada no permitirá que tus pies se aplanen bajo presión, lo que te ahorrará muchos quebraderos de cabeza.
Si tu pie es de los de arcos altos, puedes considerar comprarte unas plantillas ortopédicas adicionales. Caminarás mucho más cómoda.
Hablando de sujeción no podemos olvidar la parte de la suela de tu calzado. Es muy importante que muestre un buen agarre frente a firmes resbaladizos. Aquí también existen marcas reconocidas: Vibram, Contagrip o Continental son las que yo he probado con éxito.
La durabilidad de la suela es también un factor a tener en cuenta. Yo, por ejemplo, pierdo mis botas debido a mi mala pisada, que hace que el desgaste de la suela sea mayor en una zona que en otra.
Y el ganador es…
¿Queréis saber cuál es el calzado que yo misma escogí para hacer el Camino de Santiago tras pasar por todo este “intenso” relato?
And the Oscar goes to:

No hay marca, ni nombre, apenas una imagen que vale por mil palabras. Éste es un relato de espíritu libre, incluso de publicidad.
Si quieres nombre y apellidos tendrás que escribirme, será un placer responderte y quizá encontremos entre ambos ¡algo más adecuado para ti!
Antes de irme, tengo que aventurarte que estoy preparando otro relato práctico, esta vez sobre cómo ponerte correctamente tu calzado para el Camino.
No sirve de nada hacerte con la mejor bota de senderismo del mundo, si luego te las pones con el pie cambiado, o algo mucho peor. 😉
¡Buen Camino!
3 comentarios
Muchas gracias
Por primera vez leo algo lógico sobre los zapatos
Cuál es el mejor zapato ?
Pues depende del camino que hayas elegido hacer !!!!
Y también depende de tu constitución física, qué gran consejo !!!!
Soy una señora de 55 años que peso 52 kilos y me muestran los zapatos duros de senderismo y los veo como instrumento de tortura, mis piernas y mis tobillos son demasiado delgados, no puedo
Gracias por los consejos
Hola, me puedes decir por favor cuáles son las botas que recomiendas? Soy muy aficionada al camino y me interesa muchísimo todos tus artículos y esté en particularidad, muchas gracias.
Hola Toñi,
Sólo puedo decirte las que yo uso. Una bota de caña media, ligera, transpirable e impermeable gracias al Goretex Surround, suela Vibram y una pisada cómoda no demasiado rígida, ya que el firme del Camino no es excesivamente duro.
Mis marcas son La Sportiva y Arcteryx para senderismo. Las de la última foto son mi nueva adquisición, Arcteryx. Las estoy probando y me encantan… Me falta probarlas bajo el asfalto en etapas largas para comprobar que transpiren bien.
Saludos 🙂