«Let your six senses discover a unique path». Con este lema comenzamos a plasmar nuestras experiencias por el Camino de Santiago. Hoy queremos compartir con vosotros como disfrutamos y sentimos a nuestros 6 sentidos un fin de semana en un hotel en el Camino del Norte.
Sobran las palabras, las imágenes hablan por sí solas de la belleza del paisaje que el Camino del Norte nos regala a su paso por la Costa Cantábrica. Arena blanca, agua cristalina, playas de paseos interminables y senderos donde la vegetación te alivia, cuida y protege en los momentos en los que el sol más calienta.
Oído:
Porque el silencio se escucha y del silencio se disfruta. Como si camináramos por la nada más absoluta y absortos con la brisa del mar refrescando cada paso que damos.
Nada como poder quitarte las botas y dejar a tus pies hundirse en la arena, bueno sí, sentir el frescor del agua y como las olas se rompen sobre tus piernas.
Un sinfín de aromas y fragancias. Ahora una flor, una planta, y un pasito más allá, el Cantábrico salpicando su fuerte olor a mar.
Allí donde fueres, come lo que vieres. Una suerte estar en plena época de bocartes. Mmmm, ¡casi nada! Degustar una buena ración de anchoas del Cantábrico rebozadas no tiene precio.
Posada Spa Privilegio de Vara, un hotel en el Camino del Norte
Al igual que decimos que existen tantos caminos como peregrinos se aventuran en él, nosotros en cada uno de nuestros recorridos sentimos algo diferente y especial. Y esta vez tuvimos la gran suerte de descansar en la Posada Spa Privilegio de Vara. Nada más llegar y conocer a Javier e Itxaso supimos que nos íbamos a sentir como en nuestra propia casa y entre amigos.
Javier, muy cercano y fiel a sus ideales y gustos, creó este alojamiento en el que y como dice él: «El viajero puede hacer un viaje a través del tiempo y de las gentes de Cantabria».
Itxaso, y recordando de nuevo las palabras de Javier: «El alma y esencia de Privilegio de Vara». Y es que ternura, dulzura y delicadeza es lo mínimo que desprende. Es la encargada del Spa y de los tratamientos que allí ofrecen. Sólo tienes que relajarte y dejar que sus manos se posen en tu cuerpo para comenzar a disfrutar de la explosión de emociones que te hace vivir. Y ahí, bajo sus manos, es donde pudimos disfrutar de nuestro sexto sentido.
¡Gracias!
Fotografía de Woman To Santiago